25 ene 2012

Ya está

A veces me siento sola. Otras, estoy deseando que todos me dejen en paz. Suelo contradecirme. Me gusta escuchar cosas desconocidas y aprender de ellas. Me gusta la playa. He visto amanecer tantas veces que no recuerdo la más especial de todas. He sido más cobarde que valiente en la mayor parte de mi corta vida, lo que no quiere decir que vaya a ser siempre así. Me gustan las noches de frío cuando tengo a alguien que me abrace. He contado las estrellas de cielos infinitos en lugares que ni siquiera me parecían geniales y he llorado por deseos que jamás se encontrarán a mi alcance. Podría pasarme la vida comiendo fresas. Con azúcar, con leche, con nata. He cantado hasta quedarme sin voz, más sola que acompañada y además he escuchado guitarras en manos de personas a las quiero con locura. Sólo recuerdo los sueños que son importantes. Me gusta dormir abrazada a mi almohada de siempre y me enfado si no puedo hacerlo. Soy caprichosa. No me gustan nada los pies, ni siquiera me parecen bonitos. He soñado con besarte varias veces y me he reprochado mi propia estupidez por no ser capaz de querer entender la realidad. Tengo la cualidad de observar aquello que me rodea y he aprendido a pensar dos veces antes de hablar. He querido desaparecer muchas veces de muchos sitios y he agradecido muchas más el haber estado en el momento y lugar oportunos en bastantes ocasiones de mi vida. Me he asustado al comprender el significado de la palabra imposible y me he conformado con aceptar las consecuencias de todo lo que me ha resultado improbable. He escuchado voces que me han estremecido y he sentido caricias que me han hecho derretirme. Soy bastante tonta. Procuro reírme a todas horas, incluso los días que estoy triste. Me he enamorado de más bolsos que de personas y de más días que de noches. Soy romántica hasta resultar empalagosa, aunque necesito mi espacio. He sido protagonista y testigo de situaciones que rompían el alma y he dado abrazos para sostener la peor de las desesperaciones. He bebido para olvidar y he logrado olvidar aquello que me hizo daño durante años. Adoro el fútbol más que cualquier otro deporte, aunque nadar siempre me relaja. Me encanta hacer regalos. Y me vuelvo loca envolviéndolos. En realidad, me vuelvo loca con cualquier cosa. Tengo muy mal genio, como mi madre. Aunque soy incapaz de estar enfadada con gente a la que quiero. Ando por el mundo en busca de la felicidad. Incluso he estado cerca de alcanzarla, pero aún me queda un poco, y mientras tanto, no sé. Vivo mi vida, y ya está.