25 jul 2013

Luna

Sólo sé que fue. Pero no si un error o un acierto. Si un ahora o un después. Si un presente o un futuro. Si un regalo o un desprecio. Sólo ahora ha pasado. Y pensado hasta la saciedad. Hasta que ella misma me dijo basta. Hasta que la furia del anhelo del que me cansé esperando se transformó en algo etéreo que se escapó de mis manos. Y luego, nada. Vacío absoluto. Como una habitación cerrada cuya puerta rechina al abrirse. Como un cielo despejado que anuncia tormenta. Eco de mis propias ideas, presa de mis hechos, de mi conciencia. Yo no sé hacer ésto. No se querer así. No puedo. Gritaría hasta quedarme sin voz. Hasta que el aire me faltase y tuviera que llorar de rabia. Hasta que alguien pudiera responder a mis preguntas. Tengo miedo. Miedo al egoísmo humano, a la desconfianza del que ha sufrido, al dolor. A las trampas habladas, a los pasos en falso que acaban contigo. A las mentiras que todos contamos, a los juegos que no sé jugar. Al desconocimiento sin explicación. A ceder mi vida, a perder mi alma. A entregar mi mente. A salir de mis ideas, de mis creencias. A escuchar cosas que no quiero oír. A que alguien rompa mis esquemas. A que dure poco o mucho. A que sea. A que exista. A todo. Yo estaba bien donde estaba. Yo tenía el control. Pero ahora me han quitado el mapa y estoy sola. Perdida. En este mundo de luces y sombras donde, a parte de la luna, no distingo nada...