Puede que quizás un día puedas ver más allá de lo que te alcanza la vista. Entonces, sólo entonces, puede que puedas escuchar esa música del mundo que gira, suena y grita a tu alrededor. Nunca lo olvides, cuando puedas oírla habrás crecido, en ti y para todos, para el mundo, el universo y las estrellas. Para aquellos que pendientes de ti, ansían que esa sordera imaginaria de tristeza y melancolía te destape de una vez y consiga abrirte a la naturaleza, al cielo azul y al mar. La música despertará en ti las ganas de vivir con alegría. Pero ten cuidado, oír nunca ha sido lo mismo que escuchar.
1 comentario:
Que razón oír nunca es lo mismo que escuchar, lo pasamos tantas veces por sabido que lo ignoramos.
Me gusta mucho tu blog. Sigue así.
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