Oí aquel frágil sonido tres veces antes de
decidir levantarme. Era tan suave que apenas podía percibirlo conteniendo la
respiración, pero volvió a repetirse por cuarta vez. Un leve susurro que
parecía provenir de la nada. Entorné los ojos como si realmente pudieran verse
los sonidos y me levante despacio. Bebí
un poco de agua de una botella que solía tener a los pies de la cama mientras
miraba el reloj amarillo que descansaba sobre la pared de enfrente, sin darme
cuenta de que llevaba sin pilas más de una semana. Salí de la habitación
descalza. La madera nueva no estaba fría pero crujía bajo mis pies a medida que
avanzaba a ciegas por el pasillo. Tanteé la pared hasta dar con el interruptor
y enseguida la luz bañó la instancia. Sin pensármelo bajé las escaleras
despacio, sintiendo cómo el frío mármol se calentaba a mi paso. Escuché de
nuevo el susurro mientras me deslizaba por el pasillo de abajo. Y allí estaba
la responsable de mi insomnio. La puerta que daba paso al patio trasero lucía
de par en par, rugiendo una luna llena en su centro más perfecto, a través de
la cual el fino aire de la sierra entraba sin aspavientos, rompiendo el
silencio que se mantenía aquella noche de finales de Febrero. Me asomé bajo el
hechizo de aquella luz lunar y salí al patio. El frío me helaba los pies
mientras me acercaba a la piscina, que cubierta de una leve escarcha azul
gritaba sin piedad ser destruida. Metí la mano derecha en el agua procurando no
mojarme el pijama y cuando la saqué, me agaché inconsciente y escribí con las
gotas de agua aquella frase que tanto rondaba mi cabeza últimamente. El primero
que se enamore, pierde. Y me quedé pensando en cuánto había ignorado aquellas
simples palabras y qué rápido se habían puesto en mi contra. Miré cómo las
letras desaparecían lentamente ante el aire helado. Apenas esperé unos segundos
y me levanté de nuevo. Caminé hacía la puerta, la cerré con llave y me dispuse
a deshacer el camino de vuelta a mi habitación. Necesitaba descansar. Y rendida
e inútilmente enamorada, caí dormida en menos que las últimas letras se
borraban del suelo de mi patio trasero.
2 comentarios:
Que bonito, llega un momento en el que no sabe que va encontrar que parece de miedo.
la imagen de dónde es? puede colocar la información, gracias
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