Sonó la guitarra al entrar;
la verdad que se ha vuelto a acabar
sin mirar desde lejos el mar.
Azul y verde el reflejo
de tus pasos que despertarán
el calor de lo nuestro al pasar.
Alquilando matices de un beso
que de nuevo esperando estará.
Y bailándole al sol al compás
de la música que nos juntará.
Estrellas que sutiles vivirán
hasta que muertas brillantes
no tendrán más remedio que volar.
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