11 mar 2011

Pasos

Las ilusiones que últimamente había sentido todo su cuerpo se habían hecho pequeñitas ese día. Se habían encogido despacio, temerosas, ante la inmensa capacidad a la que su corazón parecía responder, y ahora, con miedo a dar cualquier paso en falso, se limitaban a meditar confusas ante la incertidumbre de su dueña. Ese día se había perdido. Y abandonada a la suerte en la que apenas confiaba, parecía deambular triste de nuevo. Se había sentido segura durante algún tiempo pero ahora se echaba hacia atrás y la aterrorizaba poder tropezar con ella misma. Pero no quería engañarse. Las cartas ya estaban sobre la mesa y sabía que tarde o temprano encontraría su as. El problema era que ella quería un as concreto, pero todo era cuestión de tiempo. Porque dentro de poco sus pasos serían sólo hacia delante y entonces no habría piedras con las que poder caerse. Sólo un obstáculo aparecía en el horizonte y ella, ya lo había reconocido. Tan sólo tenía miedo.


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